sábado, 12 de enero de 2013

Aquel primer día....

Como por arte de magia o una casualidad del destino me encontraba ahí, en un parque, un domingo frío de noviembre, con preciosas y coloridas hojas caídas en el suelo, son las ocho y algo pero ya está todo oscuro, la ciudad parece casi desierta y el lugar en el que nos encontramos nosotros está a pocos metros del centro. Ya esta solitario, me encuentro haciéndole preguntas a un desconocido, es un chico de dicisiete años aunque aparenta mas de veinte .Viste entero de negro pero lo más vistoso es su gabardina larga hasta los pies ,lleva una guitarra a su espalda, su mirada es grande y su presencia aterrorizadora y excentrica.
Caminamos en la oscuridad y torcemos a la izquierda después de un rato andando en linea recta, subimos por unas escaleras a un mirador de madera que el resto de días permanece lleno de gente, el cielo esta estrellado, las farolas iluminan la ciudad y la gente camina rápido sin detenerse.Seguimos preguntándonos el uno al otro cosas sobre nuestro pasado, nos parecemos en mucho y a la vez procedemos de lugares totalmente distintos, yo me centro en escucharle y le miro atenta a cada gesto, el prefiere mirar al frente y observar a las personas y animales que pasan aunque parece estar tan atento o mas de lo que yo lo estoy.Nos sentimos unidos, el me hace escuchar el silencio , siento el frío de la muerte que permanece en cada palabra dura y fuerte pero a la vez deseada, también siento el calor de las lágrimas que arden en mi interior y parecen querer caer por mi cara.
Su presencia y el sonido de su voz parecen clavarse en mi como puñales en un corazón joven y a la vez fracturado, parece bañarse en mis ojos, hacer llorar  mi espíritu y vaciar mi cuerpo.
Me cuenta como ha sido su vida, el dolor esta presente en cada poro de su piel, su marca de nacimiento es su nombre, Ángel, para mi un ángel negro, le llaman el cuervo.
Creo haber encontrado a alguien que no es nadie.Tengo miedo de que sea solo mi imaginación necesitada de un ser que me acompañe en mi existencia, alguien que comprenda que no soy una más y que no me considere humana como tal.
Al final, mirando el cielo abandonamos dicho lugar ,caminamos, me acompaña hasta la parada del bus  que llegar en segundos, no quiero irme siento miedo de él pero a la vez dependencia en su existencia pero debo subir, me despido con dos besos y subo aunque antes dejo pasar a muchos ancianos que se suben trepidantes y con una fuerza de la que nosotros nos sentimos desposeídos.
Él espera de pié al lado de la ventanilla, su mirada busca no encontrarse con la mía pero lo hace y el mundo desaparece en la percepción de su totalidad.
Espera con su figura diferente y su graciosa y a la vez diabólica sonrisa.
Le intento señalizar que puede marcharse aunque realmente no lo deseo, él en un impulso sube al autobús y le pide al conductor pasar a decirme algo, el cual acepta, me pregunta que intentaba decirle , se lo digo y me dice que esperará, también  que luego hablaremos por chat, se baja y el conductor arranca. Me despide desde la ventanilla y no le vuelvo a ver, ilumina mi cara y a la vez mi ser, llena de luces negras mi mundo y me hace encontrarme como nadie más hasta el momento ha logrado, consigue hacerme ser quien tanto he deseado y a la vez algo que nunca me habían mostrado.... al cuervo.